lunes, 28 de marzo de 2011
La visita (segunda parte)
Atravese el trecho que separaba la verja del edificio, un bloque compacto de color blanco, que la humedad reinante habia ido corrollendo en los bajos de las paredes exteriores dandoles un tono verdoso, arriba una torre, acristalada, desde fuera no podia hacerme una idea muy clara de lo que me esperaba en el interior...
El hombre de la larga y gastada bata blanca, empujo la puerta de entrada al establecimiento, yo le segui. Ante mi aparecio una sala de grandes dimensiones, a los lados sillas de metal, me dio la sensacion de estar viajando en el tiempo, eran tan antiguas...enfrente un mostrador blanco cuyos bajos necesitaban una concienzuda limpieza y a cada lado de la sala una puerta...la de la derecha simplemente acristalada, desde la cual se veia un largo pasillo, con algunas puertas a los lados. La de la izquierda no era una puerta realmente sino una reja, con un enorme cerrojo.
Me acerque al mostrador, una mujer de unos 50 año de pelo corto y cano, me hizo firmar en un libro tras dejar constancia de mis datos y el motivo de mi visita. Ella misma me indico que debia tomar la puerta de la derecha y dirigirme al despacho del final del corredor...
Y hacia me encamine, tras dar dos golpecitos en la puerta, la voz ronca de un hombre me indico que pasara, dentro el sol entraba por un ventanal cuyas viejas cortinas, habian sido corridas, dando paso a una luz que en aquel momento yo agradeci. El despacho no era muy grande, un par de librerias, repletas de libros, que sin duda habian sido consultados amenudo, pues no tenian una disposicion armonica, a los lados y en el suelo se apilaban mas y mas libros y carpetas,asi mismo unos cuantos mueblecitos archivadores de los mas antiguos que yo recordara, el mobiliario terminaba con una mesa situada tras el ventanal, donde no cabia ni un alfiler un sillon de cuero gastadisimo, al igual que al que , fui invitada a ocupar, este ultimo era tan viejo que desde el cuero agritado se veia claramente el esparto que formaba parte del alma del antiquisimo asiento.
El hombre de la voz ronca, se presento a mi como el director de aquella institucion siquiatrica, y sin mas preambiulos me expuso su opinion sobre mi visita, la cual habia sido pospuesta, varias veces. Para él mi idea era poco apropiada, dada la naturaleza del paciente, que yo queria entrevistar. Me informo, que no era habitual permitir esta situacion con determinados enfermos, y que mi "amigo" por llamarle de alguna forma era un autentico sociopata sin añadir sus periodos violentos, cuando algun extraño se acercaba a él.
Yo, le hice entender que sabia a lo que me exponia, y que me hacia responsable de mis propios actos, con lo cual, aconversacion quedo terminada. El director en persona, me acompaño, hasta la puerta opuesta del vestibulo,
Desde el otro lado de la reja un asistente con bata y pantalon blanco, nos abrio, segui al hombre de la voz ronca, por el largo corredor, las paredes blancas terminaron tras otra puerta, con cierre de seguridad, apartir de ahi se tornaron de un color grisaceo, y las puertas adosados a los lados metalicas con una diminuta ventanilla en los alto, blindadas unas y otras con una simple rejilla.
Al final de aquel angosto corredor, una puerta doble nos llevo a una habitacion , en ella una mesa y dos sillas una a cada lado, las paredes vacias de color indefinible...dada la poca luz que un viejo y gastado florescente. Alli termino el paseo del director, me dijo que aguardara pacientemente, pues las reacciones de mi amigo eran siempre imrevisibles...
Me quede rodeada de silencio, y pensando que tal vez mi idea no fuera la buena, senti un vacio en el estomago y pense incluso en salir huyendo del lugar...
Pero eso es otra historia...
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